Es un aprendizaje instrumental, es la escalera que permite subir los niveles de conocimiento. Esto, si lo analizamos desde el punto de vista educativo o formativo. Su deficiencia, que no es otra cosa que falta de práctica, es la causa del 90% de los problemas de aprendizaje. «No lo entiendo» es la frase del día a día cuando las alumnas y alumnos hacen las tareas, «No lo terminé porque no sabía lo que tenía que hacer»

«¿Lo has leído?» suelo responder y … silencio…. «Venga, leelo en voz alta a ver que pasa»

Después de leerlo ¡Sorpresa! ya lo entienden.

Acompañarles es otra cosa, leer juntos, un párrafo cada una/o o simplemente primero yo y luego tú o viceversa. Hacer que la lectura no sea un impedimento para su autonomía, si no una herramienta potente es darle alas a su aprendizaje.

Es nuestra responsabilidad como educadoras/es motivarles y permitirles caminar su propio camino hacia la comprensión, no podemos traducirles siempre las consignas ni las explicaciones. Eso sería como dar por hecho que no son capaces, y todos/as hemos recorrido ese camino hasta lograr la destreza comprensiva.

Demás está decir que esto no es necesario como tarea a corregir cuando la LITERATURA ha sido el primer peldaño de su aprendizaje, leer para disfrutar, para imaginar, para compartir, para reír, divertirse o simplemente descubrir nuevos mundos. Un niño o niña que aprende a leer y a disfrutar de la literatura tiene garantizado un buen aprendizaje escolar.