Como os conté al comenzar la escuela de verano, este año nuestro TEMA CENTRAL era el TRABAJO EN EQUIPO…esto se debe a que pensamos que la situación actual requiere y … si somos positiv@s «ofrece» la oportunidad de APRENDER que JUNTOS es más fácil, divertido y creativo.
Las épocas de crisis repercuten también en nuest@s hij@s, que no entienden pero perciben nuestro desánimo y malestar. Aunque…es probable que las nuevas generaciones deban afrontar y dar soluciones a muchas de estas etapas, por lo que es bueno que se preparen personalmente, y grupalmente para tomarse con naturalidad los altos y bajos, aprovechando para desarrollar sus recursos personales. Por todo lo expuesto, se diseñó un programa de verano que partía de las siguientes bases:
Las vacaciones son una buena oportunidad para que los niños y niñas REFUERCEN LOS VALORES QUE CONTRIBUYEN A FORMAR SU PERSONALIDAD Y SU INTEGRIDAD COMO PERSONA Y COMO MIEMBROS DE UNA FAMILIA O GRUPO DE PARES. El verano permite la realización todas aquellas acciones recreativas que fortalecen sus AUTOESTIMA, habilidades emocionales y sociales y su creatividad. Para que las actividades creativas tengan éxito es preciso seguir una serie de estrategias secuenciadas según el grupo, la edad y el tiempo de actuación del mismo. Comenzando por el juego que permite el conocimiento de sí mismo y la aceptación de cada aspecto de su personalidad, esto le lleva a expresarse con seguridad y relacionarse constructivamente. A partir de aquí empieza la etapa de cohesión grupal en la que cada integrante adquiere un rol y un compromiso. Este logro permitirá el establecimiento de una meta en común que en concordancia con el hilo conductor dará significado a cada actividad realizada.
Los objetivos eran:
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Reconocer las fortalezas personales, mejorando su AUTOESTIMA, así como los diferentes caminos para resolver conflictos y TRABAJAR EN EQUIPO.
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Disfrutar de un verano creativo y divertido en compañía de otr@s niñ@s y adultos, conociéndonos y relacionándonos ecológicamente.
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Conocer las EMOCIONES BÁSICAS y la manera en que suelen aparecer en nuestra vida.Reconocer en un el clima grupal, la diversidad de intereses y características, las oportunidades y fortalezas del grupo.
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Participar en actividades expresivas, sociales y de ocio descubriendo sus potencialidades y el valor de la constancia para conseguir algo.
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Expresar las experiencias vividas con entusiasmo y confianza en si mismos compartiendo con las familias.
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Fomentar la autonomía y la autogestión.
Finalmente, se llevaron a la práctica las propuestas, observando las siguientes experiencias:
A partir de las propuestas del proyecto, el grupo, (que fue muy variado ya que había niñ@s de edades comprendidas entre los 3 y los 14 años), contribuyó en la realización de cada cuentacuentos, teatro, numerosas salidas, visitas a Museos, días de playa, desayunos creativos, gimkanas, talleres de reciclaje y manualidades, finalizando con un Mercado Medieval en el cual se vendieron todos los objetos que se construyeron en los talleres y con el dinero recaudado, se organizó la fiesta de fin de temporada.Sin embargo, las actividades y aspectos trabajados anteriormente son las manifestaciones externas de lo que realmente pasaba en el grupo:
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Destaco la experiencia demostrada poraquell@salumn@s que ya han participado antes en la escuela de verano de Educrearte, así como en el curso o los talleres de Teatro e Inteligencia Emocional. Cada un@ se disponía a contar el cuento, a recoger los materiales, a solucionar los conflictos, de manera que l@s niñ@s nuevos fueron los receptores de sus experiencias y de la gestión aprendida anteriormente.
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La experiencia de integrar en cada equipo a niñ@s de diferentes edades nos resultó sorprendentemente positiva, l@s mayores, ayudaban a l@s pequeñ@s a organizar los tiempos, los juegos, las salidas, a expresarse cuando estaban enfadad@s o tristes, a compartir y a utilizar la inteligencia emocional (asertividad, empatía y habilidades sociales) para resolver sus problemas de convivencia. Trasladando de este modo las vivencias aprendidas en actividades anteriores, que se interiorizan aún mejor cuando se enseña a otr@s.
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Por su parte l@s pequeñ@s aportaban la ternura, la imaginación y espontaneidad que nos arrancaba la risa o las carcajadas cuando menos lo esperábamos. Algunas veces con sus cuentos, disfraces o canciones, otras, jugando en equipo como si “fuesen mayores”, otras colgados encima de sus compañer@s mayores como monitos. Pero siempre, dejándose aconsejar, orientar o ayudar con respeto y hasta admiración.
Las observaciones anteriores nos llevaron a reflexionar detenidamente sobre el proceso y el resultado de dichas interacciones por lo que llegamos a las siguientes conclusiones:
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L@s niñ@s mayores, al sentirse responsables de transmitir a los más pequeños sus anteriores experiencias, ponen en práctica las mismas a modo de ejemplo, dejando en segundo plano sus anteriores conflictos y enfocándose en su rol de “alumn@s tutores”
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L@s pequeñ@s se sentían mayores al estar integrad@s con estos, por lo que se mostraban receptiv@s a sus sugerencias, así como a las de las seños, aceptando las situaciones en las que participaban con el compromiso de quién elige su manera de “estar”.
Como conclusión, creemos que es importante extrapolar estas experiencias a los ámbitos en los que sea viable aplicarlos, como talleres de Teatro, Inteligencia emocional u otras actividades no académicas.
Finalmente, agradezco a madres, padres, niñas y niños y sobre todo a las profesoras que nos han acompañado tanto en la escuela de verano como en el curso escolar.